Muchos han sido los navegantes solitarios que se han propuesto una larga travesía, aunque pocos han logrado vencer las dificultades que entrañaba la empresa. ía, aunque pocos han logrado vencer las dificultades que entrañaba la empresa. Hayter fue de los elegidos. Con indomable voluntad y sobreponiéndose a la idea de abandono que le dominaba de vez en cuando, navegó desde Inglaterra a Nueva Zelanda, su patria, en una pequeña embarcación de 9,75 metros de eslora
Durante más de cinco años alternó la navegación, erizada de peligros, con la vida en tierra, donde y hacia el final tabajó para poder proseguir la travesía. Así pudo conocer los ambientes más dispares y exóticos, y vivir en tierra aventuras y riesgos que hicieron todavía más fascinante su proeza
Hayter tocó muchísimos puertos -Gibraltar, Malta, Colombo, Goa, Singapur, Perth...-, y con su talento analítico y su extraordinario espíritu de observación registró las peculiaridades de las tierras visitadas. Por su audacia fue hecho prisionero por los indonesios y en una casbah estuvo a punto de ser raptado y morir
El relato, que nos lleva a través de incontables millas de mares y océanos, se adueña en seguida del ánimo del lector, ya que Hayter es tan excelente escritor como navegante
Neozelandés de nacimiento, partió de Southamton (Inglaterra) el 20 de agosto de 1950 y recorrió el mar Mediterráneo, el mar Rojo, el océano Indico, los mares de Insulindia, bordeó Australia, atravesó el mar de Tasmania y llegó, después de casi seis años de zozobras, aventuras y peligros, a Nelson, en Nuev Zelanda