Se dice que en la costa gaditana atlántica se localizan más de mil pecios de toda índole y condición. Documentar estos naufragios no es tarea fácil. El buceo investigativo de biblioteca es complicado porque muchos de estos barcos no dejaron huella documental y, cuando lo hicieron, fueron de tan escasa profundidad que su investigación resulta una tarea salpicada de múltiples dificultades, mientras que el otro buceo, el de aletas, gafas y traje de neopreno, es, quizás, todavía más improductivo, pues las fuertes corrientes y temporales del Estrecho remueven los fondos constantemente hasta el punto de que la gran mayoría de estos naufragios están enterrados en el limo debajo de unas aguas tan turbias que la visibilidad media no alcanza más allá de un par de metros. Pero Alejandro Gandul lo ha hecho, y el fruto de su trabajo es este libro Bajo las Columnas de Hércules, en el que recoge el naufragio de 103 vapores mercantes entre los años 1837 a 1939. Para sacarlos a flote de modo que podamos acercarnos a cada una de sus apasionantes historias, Gandul ha buceado pormenorizádamente en las principales bibliotecas y archivos relacionados con el mundo de los naufragios, tanto dentro de nuestras fronteras como en el extranjero, para ofrecernos un sucinto pero emotivo reportaje documental, y en muchos casos fotográfico, de cada una de ese centenar de historias, unas veces patéticas, otras delirantes, y siempre emocionantes. En cada una de las historias que nos explica, el autor incluye una ficha que recoge el astillero de origen del buque en cuestión, sus dimensiones y desplazamiento, el tipo de máquina que lo propulsaba, su última carga, la calidad del casco, el nombre de su capitán, la causa de su pérdida y el lugar y la profundidad en que descansa para siempre, excepto en aquellos casos en que uno asiste felizmente, gracias a las letras de Gandul, al reflotamiento de la nave.